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Cómo es transportar caballos de carreras por avión. Unos clientes muy sensibles.

Cómo es transportar caballos de carreras por avión. Unos clientes muy sensibles.


Este mes de agosto, ASL Ireland, por una decisión estratégica cierra la compañía de carga Pan Air. Pan air, que inició sus operaciones en 1.988, contaba con una especialidad muy demandada tanto por su profesionalidad como por el tipo de avión utilizado: El transporte de caballos de carreras.

Durante los meses de primavera y verano, es muy típico en Reino Unido y Francia las carreras de caballos en los fines de semana. Es un acontecimiento que mueve millones de libras en apuestas y atrae a mucha gente. Los caballos, son por tanto producto de las mejores razas y picaderos. Son campeones descendientes de campeones.  Su valor oscila entre los 5 y los 10 millones de libras esterlinas.

En el caso de la mayoría de los vuelos que se realizaban en Pan Air, se volaba desde Shannon, en la costa oeste irlandesa. Allí cerca se encuentran uno de los picaderos más importantes de Europa. Debido al alto valor de los caballos y de la distancia hasta Farnborough, Deauville, Cambridge o Edimburgo, el transporte por avión está justificado.

El avión.

El modelo que mayor acogida ha tenido entre los clientes para este tipo de vuelo ha sido el BAe 146. Se trata de un avión regional cuatrirreactor fabricado por British Aerospace a primeros de los años 90.

BAe146-300 espera listo a sus pasajeros. (Foto: José Velasco)

El avión fue diseñado para poder entrar en pistas relativamente cortas y para ello posee de un aerofreno con forma de pétalo muy característico en el cono de cola del avión. Un tren de aterrizaje robusto y unos buenos frenos.

Además, es bastante silencioso («The Quiet Trader») y tiene una cabina principal cómoda y ancha.

Al tratarse de un avión carguero, no existen asientos en la cabina principal y su suelo consta de unos carriles y anclajes metálicos para mover y fijar los contenedores de carga y los palés.

Para introducir la carga cuenta con un gran portón de cierre y apretura hidráulica en la parte trasera izquierda del avión. Por ella entran y salen también los caballos.

Para adecuar la bodega de carga a los caballos, se montan unas pequeñas cuadras individuales para acomodar a los caballos desde la parte delantera del avión hasta la puerta de carga. El avión tiene una capacidad de hasta 7.

Cuadras montadas en la bodega del Bae146.

Entre la puerta de carga del avión hasta la parte trasera del avión, se coloca un palé con asientos suficientes para los pasajeros que acompañan a los caballos y personal necesario para el vuelo: cuidadores, veterinarios, loadmaster (encargado de la carga) y un mecánico.

Unos “invitados” muy sensibles.

Transportar caballos de carreras tiene unas consideraciones especiales. Los caballos se dirigen a correr unas carreras por lo que no se les administra ninguna substancia para que tengan un vuelo más agradable. Ya que en tal caso podrían verse reducidas sus capacidades en la carrera.

Ninguna persona desconocida para ellos se puede acercar. Viajan con ellos sólo sus cuidadores personales, veterinarios o, incluso otro animal de compañía como otro caballo de su círculo social o su cría, si la que corre es su madre.  Por lo general, se trasladan entre dos y tres caballos. Sólo corre uno o dos.

Los no muy lujosos, pero sí prácticos asientos del personal que acompaña a los caballos. (Foto:  José Velasco).

Para evitar que los caballos se alteren por los ruidos extraños del propio avión, el APU se encenderá una vez la puerta del avión esté cerrada y se vaya a proceder a la puesta en marcha.

Además, se debe evitar entrar en la bodega de carga gritando o haciendo ruido. Por este motivo, cualquier aviso, salvo emergencia, no se realiza ninguna comunicación desde la cabina de vuelo mediante el PA («Passenger Adress» o sistema de altavoces de la cabina). Todos los avisos se realizarán mediante interfono a la parte trasera del avión, donde se encuentra el Loadmaster”. Éste hace a su vez de sobrecargo del vuelo.

Durante el vuelo, sólo los cuidadores están autorizados a levantarse para calmar a los caballos si fuera necesario.

Los caballos se acomodan en los apenas 40 minutos de vuelo.(Foto: José Velasco)

La operación.

Al tratarse de unos clientes un poco más sensibles de lo normal, la operación ha de ser igualmente delicada.

Los camiones que los traen paran junto al avión y acompañados por los cuidadores suben por una rampa al avión. Cuando se realiza está operación, nadie más se puede acercar al animal ya que éstos podrían asustarse.

Legatissimo sube al avión con su cuidador.

Al contrario de cómo pudiera parecer, los animales entran en los compartimentos, no en la dirección de vuelo del avión, sino de cara a sus cuidadores que pasan con ellos todo el tiempo necesario.

Una vez dentro y alojados en sus pequeñas cuadras individuales, se procede a cerrar las cuadras por el extremo que entraron, se desmonta la rampa y se introduce en una de las dos bodegas inferiores del avión. Una vez hecho esto, se procede a cerrar la puerta de carga de la bodega principal.

Cómo bien se indicó antes, el ruido es algo que puede alterar a los animales, por ello se procede a arrancar el APU (Unidad de Potencia Auxiliar) una vez las puertas están cerradas y poco antes de arrancar los motores del avión.

El BAe 146 tiene cuatro motores cuyo arranque es bastante rápido y no necesita de mucho tiempo antes de poder iniciar el rodaje del avión.

Puesta en marcha del BAe146.

El rodaje, a pesar de que no es un avión muy largo, tiene una capacidad de giro en tierra muy alta. Por ello, al salir del aparcamiento y durante el rodaje se ha de tener especial cuidado y realizar los giros muy despacio, a fin de impedir un giro lateral que pudiera inquietar a los caballos. Además, el rodaje se realiza más despacio de lo normal por lo que el controlador indica a los demás aviones que el vuelo lleva “livestock” a bordo. Básicamente para que sean comprensivos y no desesperen.

Cuando llega el momento de despegar, se aplica potencia de una manera progresiva mientras el avión va rodando («Rolling Take – off»), quedando bien ajustada la velocidad a una velocidad adecuada. Para evitar una rotación y un ángulo de ascenso muy pronunciado se elige un calaje de flap relativamente alto (30º).

Durante el ascenso se suelen utilizar regímenes de unos 1000 pies por minuto, como en el despegue, que no supongan un ángulo incómodo para los animales. Los niveles de vuelo son en torno a 20.000 pies. De esta manera la altitud de cabina es relativamente pequeña y los caballos no notarán sus efectos en la carrera. Además, en el caso improbable de una despresurización, la altitud respirable se alcanzaría enseguida y no habría peligro para los animales.

Llega la hora del descenso y aproximación. De nuevo la coordinación con el control de tráfico aéreo es primordial. Aunque viene reflejado en el plan de vuelo y son vuelos bien conocidos por éstos, se suele repetir por radio. El descenso se realiza con mucho tiempo para realizarlo tendido.

La aproximación se realiza con una delicadeza mayor de lo habitual. Al reducir velocidad el avión levanta el morro aumentando el ángulo de ataque. Para evitarlo, se configura con posiciones de flap un poquito antes y variando así el momento de cabeceo del avión. Además, los virajes para interceptar la senda final se realizan con bastante suavidad, y a una distancia de unas 15 NM.

Se acerca el momento del aterrizaje, se desconecta el piloto automático, y como dice mi amigo Rafa, es “donde la tecnología deja de funcionar y empieza el arte”. Ya sobrevolando el umbral de la pista se despliega con suavidad y firmeza el aerofreno de pétalo de la cola. El contacto del avión se ha realizar de manera plana, casi a tres puntos al mismo tiempo, y la mano del comandante es siempre la designada en estos vuelos. El BAe es muy agradecido, y tras una toma suave, comienza a decelerar con sus spoilers sobre las alas y el pétalo de la cola desplegados del todo.

La frenada del avión durante la carrera de aterrizaje se realiza de manera progresiva y manual de manera que se use toda la pista disponible.

BAe146 en la carrera de aterrizaje con todo su freno aerodinámico al descubierto.

Una vez en el aparcamiento nos espera la comitiva para llevar a los caballos a las carreras. Antes de abrir el portón de carga y montar la rampa, los motores y el APU del avión han sido ya apagados.

Una vez los caballos están siendo alojados en su nuevo transporte terrestre, numerosas personas de rampa del aeropuerto son atraídas por la curiosidad y preguntan sobre los animales. Las apuestas mueven a mucha gente.

Fin del servicio.

Una vez finalizado este primer sector la tripulación al completo se dirige al hotel hasta que las carreras hayan terminado y deban ponerse de nuevo en marcha para llevarlos de vuelta a Shannon.

Trabajo bien hecho.

Las tripulaciones se contagiaban de las alegrías de los cuidadores cuando volvían después de haber ganado carreras. Mientras el Jockey subía a un A319ACJ con el dueño de los caballos.

Durante esta serie de vuelos suele uno crear un vínculo con las personas que trabajan con los caballos y con los animales mismos. La empatía que existe con los animales y sus cuidadores ha llevado a una relación de más de veinticinco años. Multitud de agradecimientos se han recibido por la buena actitud de las tripulaciones, su amplia experiencia y profesionalidad.

Durante muchos años los pilotos de la compañía Pan Air han demostrado su valía. Incluso hasta el último día de su existencia. Esto último denota el alto grado de compromiso que han tenido siempre cuando la situación no era, ni de cerca, favorable.


Con este pequeño artículo quiero dedicar a los que fueron mis compañeros de Pan Air Líneas aéreas durante casi una década. Sirva pues como un pequeño homenaje a todo el personal de la compañía: administración, mantenimiento, operaciones vuelo, operaciones tierra y, por supuesto a mis amigos y compañeros de cabina, los pilotos. Muchos nombres me vienen, algunos ya jubilados hace años.

Todos ellos se encaminan a una nueva etapa profesional en otras compañías. Pero siempre serán y seremos «Paneros».

¡Felices vuelos Paneros!