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Informe Salas II

Sol y Moscas (Imagen de Carlos Alonso)

El informe Salas (1936). Más velocidad,  nuevas tácticas de combate aéreo.

Por Manuel Parrilla y Carlos Alonso.

La balanza se equilibró en los cielos españoles con la aparición, pocos meses después, de los primeros ejemplares del Messerschmitt Bf 109, otro aparato legendario que tuvo su bautismo de fuego sobre nuestro suelo patrio, integrado en la Legión Cóndor. El “Mosca” (o, mejor, el más avanzado “Super Mosca”, I-16 tipo 10) se midió bien con las primeras versiones del Bf 109 (los 109B y C), pero la aparición de la versión E a finales de 1938 (el célebre “Emil”, una máquina soberbia que se enfrentaría en régimen de igualdad a los Spitfire sobre el Canal de la Mancha en el verano del 40) supuso el principio del declive de un pionero al que le tocó vivir una época de desarrollo frenético en la industria aeronáutica.

En el siguiente artículo del blog trataremos de imaginar cómo habría sido la reunión de Salas con Udet, y la situación de la Aviación de Caza en Alemania tal como lo habría redactado el capitán Salas en su informe.

“INFORME SOBRE LA AVIACION MILITAR» (INFORME SALAS)

2. ALEMANIA

La Luftwaffe está en la última fase de modernización de sus medios aéreos, y desde mayo de 1934 está desarrollando un programa llamado Rüstungsflugzeug III, cuyo objetivo es el diseño de un caza diurno con una velocidad máxima de 400 km/h a 6000 mts, que pueda mantener durante al menos 20 minutos con una autonomía total de 90 minutos de vuelo. En cuanto al armamento, la exigencia es montar tres ametralladoras con una capacidad de fuego de 1000 proyectiles por arma, o un cañón de 20 mm con una capacidad de 200 proyectiles. La carga alar no debe superar los 100 kg/m2 y el avión debe ser estable, dando prioridad a la velocidad mantenida, la velocidad de ascenso y la maniobrabilidad en ese orden.

Solo dos fabricantes han podido ofrecer prototipos viables, la Bayerische Flugzeug Werke (BFW) que ha presentado un derivado de su rápido avión deportivo, el Bf108 Taifun, al que ha llamado Bf109, y la casa Heinkel, que ha desarrollado un prototipo basado en el He-70 Blitz, al que ha llamado He-112.

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El primer prototipo del Bf109 V1 comenzó los vuelos de prueba en mayo de 1935, pero debido a que Junkers no tenía listos los motores Jumo 210 especificados por el mando de caza alemán, adquirieron cuatro motores Rolls-Royce Kestrel VI de 695CV, mediante un intercambio de un He-70 Blitz como plataforma de prueba de motores. Los motores se repartieron dos a cada fabricante.

Los primeros vuelos de prueba revelaron que el drag del He-112 V1, era mucho mayor que el esperado, y por lo tanto el avión no iba a superar las condiciones del concurso. Los hermanos Günther, ingenieros de diseño de Heinkel, descubrieron que el problema recaía en el grueso borde de ataque del ala, por lo que rediseñaron el perfil alar y dotaron al nuevo prototipo del motor Jumo 210 de 640CV, con una hélice tripala.

En cuanto al Bf109 V4, cuarto prototipo probado ya con el motor Jumo 210, se mostró muy difícil de operar en tierra, debido a su elevado morro que impedía la visibilidad y su estrecho tren de aterrizaje muy inestable con vientos cruzados.

Para la redacción de este informe he podido asistir a las reuniones entre el jefe de pilotos de pruebas del programa, teniente Carl Franke, y el jefe del Estado Mayor de la caza de la Luftwaffe, coronel Ernst Udet, por lo que tengo que agradecer la amabilidad de este último al dejarme asistir a una reunión de tan suma importancia.

Según el teniente Francke, en los vuelos de prueba, el Bf-109 superaba al He-112 en velocidad por 30km/h a todos los niveles, y también le superaba en velocidad de ascenso, alcanzando los seis mil metros en quince minutos, contra los dieciséis del He-112. La velocidad punta del Bf-109 ha sido de 468 km/h superando nuevamente los 457 km/h del He-112.

La prueba definitiva fue la de barrenas, en la que mientras el Bf-109 se comportó con nobleza en ambas pruebas, el He-112 se estrelló contra el suelo en ambas ocasiones. Las conclusiones del coronel Udet son que el Bf-109 está altamente automatizado, lo que lo convierte en un aparato muy fácil de volar. La ventaja en velocidad y capacidad de ascenso se han mantenido en todos los prototipos del concurso. El control eléctrico de compensación y de paso de la hélice constituye una gran ventaja cuando hay un problema de motor, y el control de munición remanente es muy preciso.

Una vez conocidas las características de los dos cazas, la conclusión clara es que el combate aéreo ya no se va a producir en el plano horizontal, mediante evoluciones con virajes de máximo rendimiento, sino que los aviones aprovecharan su gran velocidad y capacidad ascensional para entrar en parámetros de disparo a gran velocidad, intentar derribar al blanco y alejarse del combate, normalmente hacía arriba. Tanto los monoplanos soviéticos como los aviones probados por la Luftwaffe alcanzan velocidades muy superiores a nuestros Hispano-Nieuport 52, e incluso a los que se tiene intención de adquirir en el programa de modernización, los Hawker Fury, al que superan en casi 100 km/h en velocidad punta.”

Con posterioridad al informe Salas, en 1937, el ingeniero de BFW, Willy Messerschmitt desarrolló un nuevo prototipo, cuya única misión era crear confusión en la RAF, creando la impresión de que el Bf-109 era imbatible. Para ello desarrollaron el Me-209 V1, con un diseño especial enfocado a batir todos los récords de velocidad y equipado con el motor DB601ARJ de 1800CV. El 26 de abril de 1939, el capitán Fritz Wendel, uno de los mejores pilotos de pruebas de la Luftwaffe, alcanzó 755 km/h sobre el prototipo, al que llamaron en designación ficticia Bf-109R. Lo que supuso una enorme presión sobre los ingenieros de Supermarine, y sobre la RAF. Durante la batalla de Inglaterra, la Luftwaffe se planteó recuperar el Bf-109R y ponerlo en producción para contrarrestar la superioridad del Spitfire.

Los pilotos españoles, compañeros de Salas, acabarían volando los dos modelos de cazas alemanes. En las unidades operativas de la caza del Ejército del Aire, y los que participaron en la segunda guerra mundial con las escuadrillas azules, hasta la tercera escuadrilla que comenzó volando el Bf-109 y terminó con el FW190.

Los vuelos de los primeros prototipos, Bf 109V1 a V3, se efectuaron entre mayo de 1935 y mayo de 1936, de manera que el estallido de la Guerra Civil española en julio de ese mismo año resultó “providencial” para poder llevar a cabo las primeras pruebas en combate real del nuevo aparato. A finales de 1936 se enviaron a España, de forma experimental, tres de los diez prototipos construidos, y durante los primeros meses del año siguiente se procedió a organizar ya las primeras escuadrillas operativas con los Bf 109B de producción integrados en el Jagdgruppe 88 de la “Legión Cóndor”, la fuerza de intervención militar que el III Reich envió en ayuda del general Franco.

Willy Messerschmitt y el piloto de pruebas Fritz Wendel con el Me 209 V1 (26 de abril de 1.939).

Entre 1937 y 1939 combatieron en nuestros cielos las sucesivas versiones del Messerschmitt Bf 109B, C, D y E, contribuyendo esta valiosa experiencia, no sólo al desarrollo de este avión en particular, sino al de las tácticas de guerra aérea en general.

Al finalizar la contienda, varios de estos cazas ex-Legión Cóndor se quedaron en territorio español y fueron incorporados al recién creado Ejército del Aire, que empezó nutriéndose, como es lógico, de aparatos supervivientes de los dos bandos. De este modo daba inicio una relación entre España y el Messerschmitt Bf 109 que se prolongaría durante casi treinta años (1936-65), mucho más que en su propio país de origen o en cualquier otro de los que operaron este mítico avión de combate.

Tres escuadrillas de Bf 109E constituían el material más moderno del arma de caza cuando se fundó el Ejército del Aire español en octubre de 1939. De hecho, aunque escaso en número (el grueso de esta arma lo componían varias docenas de Polikárpov I-15 e I-16 ex-republicanos), se trataba de material puntero en ese momento; pero la 2ª Guerra Mundial acababa de estallar, y los países implicados competían frenéticamente en una carrera tecnológica que hacía que cualquier aparato de primera línea quedase obsoleto en cuestión de meses. Así, a finales de 1940 estaba ya lista la versión F, que suponía un rediseño casi completo del Bf 109 original, fácilmente reconocible por el aspecto más aerodinámico del morro del avión, las puntas de las alas redondeadas y la rueda trasera retráctil.

No fue hasta 1943 cuando el gobierno español pudo hacerse con 15 de estos aparatos… que para entonces ya habían sido reemplazados en Alemania por la siguiente versión, la 109G. Quince BF 109F de segunda mano (apodados aquí “Zacutos” por alguna razón desconocida) fueron, por tanto, lo mejor con lo que pudo contar el arma de caza de nuestro país durante los años finales de la 2ª Guerra Mundial. Se había comprado la licencia para fabricar aquí la nueva versión G-2, pero Alemania, bajo la presión del esfuerzo bélico (o tal vez por desconfianza hacia el gobierno español), no pudo o no quiso suministrar los motores Daimler-Benz DB 605A prometidos, de tal modo que el Ejército del Aire se acabó encontrando con un buen número de células de Bf 109G-2 ya construidas que no podía motorizar.

Miguel Ángel Entrena Klett «Miguel Entrena» en un He-112 derribando a un P38 sobre Marruecos en la Operación Torch (3 de marzo de 1.943). Ilustración de Carlos Alonso.

…Y así comienza la aventura propiamente española del Messerschmitt Bf 109. Nuestros ingenieros se pusieron manos a la obra para equipar los aparatos construidos con motores de fabricación nacional. Como banco de pruebas se eligió un veterano Bf 109E-1, que voló exitosamente desde el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) equipado con un motor Hispano-Suiza 12Z-89. Se procedió entonces a dotar de esta planta motriz a una primera serie de 25 células de Bf 109G-2, dando lugar al modelo denominado Hispano Aviación HA-1109 J1L. Diversos problemas con el motor llevaron pronto al desarrollo de una segunda versión, HA-1112 K1L, con la planta motriz mejorada. Su prototipo voló en 1951, al mismo tiempo que, en la lejana península de Corea, los F-80, F-84 y F-86 norteamericanos se batían contra los MiG-15 soviéticos en los primeros duelos aéreos entre reactores. Había un desfase tecnológico, es cierto; pero eso no resta mérito a la labor de los ingenieros españoles, que trabajaron con lo que tenían, en pleno bloqueo internacional al gobierno de Franco. Aquí no podía entrar la tecnología punta que se estaba desarrollando en otros países.

A mediados de los cincuenta, cuando el bloqueo empieza a ceder, el gobierno logra cerrar con el Reino Unido la compra de una considerable cantidad de motores Rolls-Royce Merlin 500-45 con hélice Rotol de cuatro palas (un motor espléndido en su momento, que en su país de origen resultaba, a esas alturas, prácticamente inútil), y la unión de esta planta motriz con la célula ya añeja del Bf 109G-2 dará lugar al modelo definitivo HA-1112 M1L, conocido como “Buchón” por el aspecto abultado del carenaje inferior del motor, que recuerda al buche de un palomo (o a un pelícano, según otros). Por contraste con las cuatro palas de la hélice del Buchón, el modelo anterior, HA-1112 K1L, pasó a ser conocido como “Tripala”, siendo muchos de ellos reconvertidos posteriormente a Buchones.

El Buchón no nace ya con vocación de avión de caza. Habría sido uno magnífico 15 años antes, pero cuando entró en servicio, en 1957, la evolución tecnológica y la Guerra Fría habían impuesto un nuevo tipo de interceptador a reacción de altísimas prestaciones, más parecido a un misil tripulado (piénsese en el F-104 Starfighter), que nada tenía que ver con este tardío descendiente de los “clásicos” de la Guerra Mundial. Sin embargo, para un país relativamente aislado como era todavía España (aunque el bloqueo internacional estaba tocando a su fin), resultó ser un aparato útil. El Buchón llegó justo a tiempo de intervenir en misiones de apoyo en el conflicto de Ifni y el Sahara, sobre un terreno escarpado y sin oposición aérea en el cual un reactor supersónico habría estado fuera de lugar. Poco después, España se alinearía con el bloque occidental y empezaría a recibir material bélico de su nuevo aliado norteamericano. El Ejército del Aire tuvo al fin sus cazas a reacción de primera línea… y hay testigos que aseguran que el nostálgico Buchón y el futurista Starfighter convivieron durante un breve período de tiempo en los aeródromos españoles, ofreciendo un toque de anacronismo fugaz y un tanto irreal.

Los últimos Buchones se retiraron del servicio activo en 1965, pero desde entonces no han dejado de aparecer cada cierto tiempo en la gran pantalla, interpretando el papel de sus legendarios antepasados, los Bf 109, en películas que van desde La Batalla de Inglaterra, de 1969 (la que reveló el potencial cinematográfico del Buchón español), hasta la muy reciente Dunkerque, de 2017, convenientemente caracterizados, eso sí, con el camuflaje y las insignias de la época.

El Comandante de la 1° Escuadrilla, Capitán Javier Murcia (de espalda a la cámara) le da una «suelta» (chequeo de cabina) al Teniente Luis Medrano en el aeródromo de Balaguer en el He-112.

En cuanto al He-112, el  27 de junio de 1938, el capitán Harro Harder de la Legión Cóndor, voló  desde Tablada a León, allí se reuniría con el comandante Joaquin  García-Morato, que el día anterior había estado con el general Kindelan  en Burgos. Su misión era probar el avión Heinkel 112B, al objeto de  informar para su posible compra. El propio Ernst Heinkel había enviado  una oferta al general Kindelan. Garcia-Morato era piloto de Fiat CR32,  un biplano de cabina abierta, y a pesar, de que probablemente había  volado el Messer Bf109 en Zaragoza, no tenía experiencia en ese tipo de  aviones. García-Morato era un piloto excepcional, y supo sacar lo mejor  del avión. Kindelan firmó su adquisición, y bajo el mando del capitán  Pardo, se integró en el grupo mixto de caza 5G5. El único derribo  conseguido por el He-112 en España, fue el conseguido por Pardo sobre  Igualada, derribando un Polikarpov I-16 Mosca del grupo del único  soviético que quedaba en España, el capitán Grissevets. A finales de  marzo, justo antes del fin de la guerra, y cuando Madrid ya se había  rendido, el capitán Pardo y el teniente De Juan, pierden la vida en  accidente en el aeródromo de Almaluez. El He-112 fue destinado a Tetuán,  y allí fue cuando durante la segunda guerra mundial, en el marco de la  Operación Torch, el 3 de marzo de 1943, el teniente Entrena Klett  derribó un P38 de la USAAF, que había penetrado en espacio aéreo del  protectorado español. Este derribo provocó un incidente diplomático con  los aliados que llegaron a pensar en invadir el protectorado español.

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El informe Salas (I)

Zarauza y Ramoneda sobre el Ebro. (Imagen de Carlos Alonso, 2.020)

El informe Salas (1936). Más velocidad,  nuevas tácticas de combate aéreo.

Por Manuel Parrilla y Carlos Alonso.

El 18 de julio de 1936, el capitán de artillería y piloto español Ángel Salas Larrazábal se disponía a viajar a los Juegos Olímpicos de Berlín como miembro de la delegación española; pero su verdadera misión era realizar un exhaustivo informe para el Ministerio de la Guerra sobre la situación de la aviación militar en el mundo. España dependía de las importaciones, y la modernización de su flota de cazas preveía en esos momentos la fabricación bajo licencia del biplano inglés Hawker Fury. Los acontecimientos que siguieron a la sublevación de las tropas de África y el estallido de la Guerra Civil impidieron a Salas realizar ese viaje y completar ese importante informe.

En Berlín, Salas tenía la intención de reunirse por separado con Valeri Chkalov, jefe de pruebas de las VVS soviéticas en la base aérea de Kacha; con el coronel Ernst Udet, jefe del Estado Mayor de la caza alemana, y con Emile Dewoitine, ingeniero, diseñador y propietario de la Société Aéronautique Française, que se encontraba en la capital alemana para reunirse con el japonés Jiro Horikoshi, ingeniero de Mitsubishi que trabajaba a la sazón en los diseños de Dewoitine para el A5M y, sobre todo, para el A6M Zero.

Con posterioridad a estas importantes citas, y aprovechando como excusa la adquisición por parte de España del Fury británico, Salas iba a viajar a Londres, donde se reuniría con Sidney Camm, ingeniero jefe de Hawker, y posteriormente se acercaría al aeródromo de Eastleigh, en Southampton, donde sería testigo de las pruebas que el capitán J. Summers estaba realizando a los prototipos del Hawker Hurricane y el Supermarine Spitfire.

Antes de regresar a Madrid, Salas se encontraría en Londres, durante una recepción en la embajada francesa, con dos pilotos norteamericanos que se habían desplazado a la capital inglesa para asesorar sobre la venta del Curtiss P-36 Hawk al gobierno francés, y en esa reunión se pondría al día sobre los últimos avances de diseño aeronáutico en los Estados Unidos.

Si todo esto hubiera ocurrido, Salas se habría dado cuenta de que la disminución de la carga alar iba a permitir desarrollar aviones monoplanos capaces de alcanzar mucha más velocidad que los biplanos existentes hasta el momento, y que eso iba a cambiar totalmente las tácticas del combate aéreo durante la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial.

Valeri Chkalov (1.904-1.938). Héroe de la Unión Soviética.

Después de consultar con Carlos Alonso, ilustrador de Sol y Moscas, y experto conocedor de la aviación de aquella época, hemos decidido ambos abordar una ambiciosa tarea: hemos querido imaginar cómo habría sido ese informe que Salas nunca llegó a escribir, y nos hemos propuesto redactarlo y presentarlo dividido a lo largo de varias entradas de nuestro blog.

Comenzamos con el Polikarpov I-16, más conocido como “Mosca” por las Fuerzas Aéreas de la Republica. Después de la primera reunión con Valeri Chkalov, Salas escribiría lo siguiente en la primera parte de su informe:

“INFORME SOBRE LA AVIACIÓN MILITAR»

  1. UNIÓN SOVIÉTICA

Las Fuerzas Aéreas Sovieticas (VVS) encargaron en 1932 el desarrollo de un nuevo caza monoplano a la oficina técnica encabezada por el ingeniero Pavel Sukhoi. Dicho proyecto ha sido llamado I-14.

Comoquiera que el mando no estaba plenamente convencido de querer abandonar el fiable concepto del biplano, encargó simultáneamente al departamento de diseño de Nikolai Polikarpov desarrollar un nuevo caza biplano, que podría ser adoptado si fracasaba el proyecto de Sukhoi. El avión de Polikarpov, de configuración clásica en forma de biplano, ha sido denominado I-14A.

La Unión Soviética es consciente de la evidente superioridad de los biplanos en las maniobras horizontales. Por eso se ha dado preferencia al desarrollo de aviones de ambos tipos al mismo tiempo, organizando una cooperación en combate entre los monoplanos, más “rápidos”, y los biplanos, más “maniobrables”. Estas tácticas aún se están desarrollando.

El ingeniero Nikolai Polikárpov, líder indiscutible en el desarrollo de biplanos, se dio cuenta de que la época de estos maniobrables pero lentos aparatos había terminado al considerar que “el aumento de carga alar es un fenómeno progresivo”, según su piloto de pruebas Valeri Chkalov.

De hecho, este cambio de perspectiva respecto a la carga alar significa en realidad un cambio total de táctica de combate, porque facilita enormemente la maniobrabilidad vertical. En estas circunstancias Polikárpov, por iniciativa propia, desarrolló un avión de diseño revolucionario, que se ha convertido en el primer caza monoplano con ala en voladizo y tren de aterrizaje retráctil que ha entrado en servicio en la aviación militar, y está llamado a convertirse en la espina dorsal de las VVS.

En noviembre de 1933, el alto mando de la Fuerza Aérea, al ver la maqueta y el proyecto del nuevo monoplano presentado por Polikárpov, dio el visto bueno a su desarrollo y tomó la decisión de fabricarlo en serie con la designación oficial de I-16.

El proyecto de Polikárpov estaba pensado para el nuevo motor М-25 (conocido como Wright-Cyclone SGR 1820 F-3 antes de su compromiso con la URSS), cuya fabricación estaba desarrollándose en la Unión Soviética. Pero en aquel entonces no estaban disponibles los prototipos, por lo que Polikárpov tuvo que instalar en su nuevo avión el antiguo y menos potente motor M-22 de 480CV.

El primer prototipo del I-16 hizo su primer vuelo el 30 de diciembre de 1933, pilotado por el piloto de pruebas Valeri Chkalov. El segundo, ya dotado del motor Wright-Cyclone SGR 1820 F-2 con potencia de 710CV, alcanzó, el 18 de febrero de 1934, una velocidad de 361km/h a 1000m de altura, llevando todavía un tren de esquíes no retráctil. Para aumentar la maniobrabilidad de su avión, Polikárpov desplazó conscientemente el centro de gravedad hacia atrás, alterando de este modo la estabilidad. A consecuencia de ello se complicó el control del avión, requiriendo una concentración máxima del piloto. Según Chkalov, es un aparato que “no perdona los errores”. 

Las pruebas decisivas para la aeronave fueron las de caída en barrena, efectuadas en la base de Kacha en la primavera de 1934 con el primer prototipo, dotado del motor M-22. Valeri Chkalov hizo entrar la aeronave en barrena 75 veces, consiguiendo buenos resultados al sacarla de estos peligrosos giros.Tras el último informe de Chkalov, se puso en marcha la fabricación en serie del I-16.

Mientras tanto, los competidores principales de este nuevo caza, pese a sus interesantes soluciones técnicas, e incluso mejores prestaciones, no pudieron resolver el problema de la caída en barrena. Así, por ejemplo, el mando de Aviación reconoció las ventajas en combate del avión de Sukhoi, el I-14, frente al I-16, y hasta ordenó en un primer momento su producción en serie, pero el ingeniero no ha conseguido hasta la fecha solucionar el problema de entrada en barrena de sus aviones.La misma suerte corrió otro competidor del I-16, el IP-1, desarrollado en 1934 por Dmitri Grogoróvich, también un monoplano de célula completamente metálica, tren retráctil y potente armamento (dos cañones APK-4 y ametralladoras ShKAS), dotado con el mismo motor Wright-Cyclone SGR-1820 F-3. Sometido a pruebas estatales en 1935, el último prototipo, IP-2, había gustado a las VVS sobre todo por su alta velocidad, por la sencillez de su pilotaje y por su buena estabilidad en el picado, que proporcionaba a su potente armamento gran precisión contra blancos terrestres. Estaba previsto que estos cazas atacarían al enemigo de frente, aprovechando su potencia de armamento y la estabilidad del picado, y que también atacarían objetivos terrestres en picado, siendo, de este modo, empleados básicamente como aviones de ataque. El comandante de las Fuerzas Aéreas exigió que el aparato se construyera en serie inmediatamente. Sin duda, un importante éxito del departamento de diseño de Grigorovich.

Ángel Salas Larrazábal (Sahara 1.935)

A principios de este año empezó su fabricación y, al mismo tiempo, la eliminación de varios defectos del caza. Pero, durante las pruebas de entrada en barrena efectuadas por el piloto Stefanovski, se revelaron ciertos problemas con la ejecución de esta técnica, y la producción se suspendió hasta que esto se resolviera. Cuando el Instituto Central Aeronáutico (TsAGI) solucionó la salida normal de barrena ya era tarde: el I-16 de Polikárpov había entrado en producción en masa. 

Este avanzado caza es muy complicado de manejo. Muchos pilotos de pruebas del Centro de Estudios Aeronáuticos de la Fuerza Aérea han estado involucrados en la solución del problema, recorriendo con vuelos demostrativos y clases de formación los regimientos dotados con estos aviones. Parece ser que los soviéticos han resuelto finalmente estos inconvenientes mediante un exhaustivo entrenamiento de los pilotos, y las prestaciones del caza son extraordinarias.”

*          *          *

Salas completó así su informe sobre el caza ruso.

Como sabemos por lo que pasó posteriormente, la carrera por la velocidad estaba cambiando las tácticas del combate aéreo de modo tal que, en el 90% de los casos, se abatía a las víctimas sin que éstas llegaran a percibir siquiera que estaban siendo atacadas por aviones enemigos. De hecho, el máximo as de la Segunda Guerra Mundial (y de todos los tiempos), Erich Hartmann, obtuvo de esta forma la mayoría de sus victorias. Como otros ases de la aviación, Hartmann consideraba la sorpresa como el mayor factor de éxito de un ataque. «El piloto que primero vea al adversario tiene la mitad del combate ganado», le gustaba decir.

Imagen de Carlos Alonso (2.020)

El I-16 constituiría la columna vertebral de las VVS soviéticas desde mediados de los 30 hasta al menos 1942, cuando la Operación Barbarroja obligó a este caza, ya veterano, a hacer un esfuerzo supremo en espera de ser sustituido por diseños más avanzados. Para entonces, había participado ya en la guerra sino-japonesa de 1937, en la invasión de Polonia de septiembre de 1939 y en la Guerra de Invierno con Finlandia de 1939-40… Pero su momento de gloria había tenido lugar antes de todo eso. El momento de gloria del Polikárpov I-16 fue, sin duda, su aparición estelar en los cielos de España a finales de 1936, recién incorporado a las Fuerzas Aéreas de la República. En ese instante sí que fue un caza insuperable… y una desagradable sorpresa para los pilotos nacionalistas, cuyo mejor avión, el biplano Fiat CR 32 “Chirri”, de fabricación italiana, tenía que contar con un piloto muy hábil para poder hacerle frente.

La balanza se equilibró en los cielos españoles con la aparición, pocos meses después, de los primeros ejemplares del Messerschmitt Bf 109, otro aparato legendario que tuvo su bautismo de fuego sobre nuestro suelo patrio, integrado en la Legión Cóndor. El “Mosca” (o, mejor, el más avanzado “Super Mosca”, I-16 tipo 10) se midió bien con las primeras versiones del Bf 109 (los 109B y C), pero la aparición de la versión E a finales de 1938 (el célebre “Emil”, una máquina soberbia que se enfrentaría en régimen de igualdad a los Spitfire sobre el Canal de la Mancha en el verano del 40) supuso el principio del declive de un pionero al que le tocó vivir una época de desarrollo frenético en la industria aeronáutica.

En el siguiente artículo del blog trataremos de imaginar cómo habría sido la reunión de Salas con Udet, y la situación de la Aviación de Caza en Alemania tal como lo habría redactado el capitán Salas en su informe.


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Los pioneros del transporte aéreo y sus dificultades.

Después de la Gran Guerra, a primeros del siglo XX., en Estados Unidos la aviación estaba considerada como un deporte de gente rica y un peligroso entretenimiento (Barnstorming o flying circus) realizado por veteranos pilotos de guerra que volvían a casa y querían seguir haciendo de la aviación su modo de vida. Sin embargo, la guerra trajo consigo mejoras en los aviones y le fue encomendada una tarea que marcó un hito en el transporte aéreo y que ya antes de la guerra había logrado dar sus primeros pasos: El transporte de correo por vía aérea.

El transporte de correo en la preguerra y la postguerra.

Desde el momento mismo en que las máquinas voladoras hicieron su aparición, las hazañas consistían en hacerlas volar, desde unos pocos kilómetros hasta cientos de ellos; Hacer funcionar sus motores sin que fallaran al mantenerlos constantemente funcionando no era aún fácil. Además, el medio en que se desarrollaba, el aire, era algo bastante desconocido.

Cuando mantenerse en el aire pudo desarrollarse un poco más, comenzaron las ideas de cómo utilizar las aeronaves: La guerra y el comercio. El transporte de correo se adelantó a la Gran Guerra que estallaría en 1.914. Sin embargo, debido al aún bajo desarrollo tecnológico y el desconocimiento seguía generando reticencias. No hay que olvidar que ambos propósitos necesitaban de la fiabilidad necesaria y aún estaba por demostrar.

Durante la preguerra, existían numerosos intentos de crear rutas aéreas de correo. En Inglaterra, en 1.910, Claude Graham – White, hizo uno de los primeros vuelos. En Estados Unidos ya se habían realizado intentos en febrero de 1.911 con resultados dispares. También en septiembre de 1.911, Francia utilizó un Breguet biplano para llevar correo entre sus colonias Casablanca y Fez. También en septiembre de ese mismo año, en Italia, el piloto Achille Dal Mistro realizó el intento de llevar correo entre Bolonia y Venecia con un monoplano Deperdussin. Se estrelló en la playa de Lido. Afortunadamente salió ileso. Posteriormente en Alemania, en 1.912 se completó el vuelo entre Darmstad a Munich.

Achille Dal Mistro.

En España hasta 1.920 no aparece el primer “correo aéreo”.  Y en Sudamérica, la aviación como transporte de correo no aparece hasta finales de los años 20. Aeroposta Argentina en septiembre de 1.927 es un buen ejemplo de ello, fruto también de Pierre-Georges Latécoère.

Desde los primeros vuelos realizados por los hermanos Wright, Santos Dumont y otros, llamémosles ingenieros, hasta la terminación de la Primera Guerra Mundial, la aviación había sufrido una mejora tecnológica en los aviones, motores y técnicas de vuelo. Curiosamente, los avances tecnológicos en aviación provenían de Europa.

Durante la postguerra, el desarrollo del transporte aéreo, los servicios postales dieron cuenta de esas mejoras tecnológicas y realizaron inversiones en ampliar y mejorar sus servicios postales. En Estados Unidos, el Congreso aprobó $100.000 para el desarrollo de esta red de la denominada U.S. Air Mail Service. El objetivo era transportar correo de costa a costa batiendo al ferrocarril. Sin embargo, llegar hasta ahí no fue fácil. Inicialmente no tenían ni respaldo político ni económico.

Ruta transcontinental de correo aéreo U.S. Postal Air Service (1.924).

Hay que tener en cuenta que, en esos tiempos, el tren tardaba cerca de 90 horas en recorrer el país. Gracias al servicio aéreo de transporte el tiempo se redujo a 30 horas.

En Europa, el transporte de correo se desarrolla de manera diferente que en Estados Unidos. Europa, a primeros del Siglo XX. tiene una situación geopolítica en la que sus países tienen colonias a grandes distancias. Estados Unidos, por el contrario, no. Aunque es un país muy extenso, es homogéneo políticamente y volcó su esfuerzo en desarrollar tecnológica y estructuralmente para lograr una eficiencia en sus rutas de correo aéreo mucho mayor que el europeo.

Europa tiene gran éxito en el desarrollo de sus líneas ya que durante la guerra habían quedado destruidas numerosas vías de ferrocarril y carreteras que tardarían en reconstruirse, facilitando al aéreo como método de transporte. De hecho, como dato curioso, mientras que en Estados Unidos se habían creado dos aerolíneas con hidroaviones (Saint Petersbourg – Tampa Airline en 1.913; Chalk´s Ocean Airlines en 1.917), para la misma época en Europa ya había mas de una decena de ellas con aviones terrestres. Algunas de las cuales siguen operando hoy en día.

Los aviones.

Cuando comenzaron a construirse las primeras aeronaves, carecían de instrumentación necesaria para navegar. Apenas algún instrumento de motor y una brújula en el mejor de los casos. De hecho, Lindberg cuando se dispuso a cruzar el Atlántico en su vuelo en solitario introdujo como novedad instrumentación para poder volar de noche: Los giróscopos.

Los aviones utilizados en el periodo de preguerra eran aviones muy endebles, bajas características de vuelo y motores de poca potencia. Los intentos de llevar correo se limitaban a una saca con un número de cartas muy limitado. Era más un acto simbólico que un verdadero servicio de transporte. Los aviones tenían además grandes limitaciones de peso y espacio en las que apenas cabía el piloto con su traje de vuelo y una pequeña bolsa.

Fue durante la guerra cuando los fabricantes comenzaron a desarrollar nuevos y mejores aparatos. De hecho, ya finalizando la IGM, para la creación del correo en Estados Unidos convirtieron aviones Curtiss JN-4H, más conocidos como “Jenny”, en aviones de transporte de correo. Los “Jenny” se hicieron muy populares en la época al participar en los circos volantes, entrenadores del ejército y posteriormente en los primeros aviones de correo. La primera ruta elegida fue la que unía Washington y Nueva York.

DH4 en la versión de correo aéreo.

Durante este tiempo, surgió la idea de promover los vuelos transcontinentales. Sin embargo, había que disponer de un avión que reuniese mejor los requisitos para realizar este tipo de vuelos. El ejército probó varios modelos en sus líneas de correo. Necesitaban que fueran capaces de vencer el terreno que separaba la costa este de la costa oeste, tener la capacidad de carga suficiente para las sacas de correo y tener una fiabilidad mayor para volar varias horas seguidas. El modelo elegido fue el DH4, avión del fabricante inglés De Havilland especialmente diseñado para tal propósito.

El DH4 se convirtió en los años 20 como el caballo de batalla de las líneas de correo demostrando su valía cruzando las montañas rocosas lo que posibilitó los vuelos transcontinentales en Estados Unidos. De esta manera, y dada la oposición del Congreso de los Estados Unidos a la utilización del avión como medio de transporte, demostró que podía hacerlo con unos niveles de seguridad aceptables para la época de la que se trata.

En Europa, para esos años, ya se habían establecido líneas aéreas en las que se combinaban el transporte de correo y pasajeros. Especial mención cabe mencionar a Líneas aéreas Latécoère, fundada por Pierre-Georges Latécoère. Pierre era un constructor de aeronaves que decidió unir Francia, a través de la costa levantina española, con sus colonias en el norte de África, y de allí a Sudamérica.

Los aviones más destacados utilizados por Latécoère eran los modelos Latécoère 26 y 28 principalmente. El modelo 26 se construyó como modelo de avión de correo. Y en cuanto al modelo 28, supuso un avance sensiblemente mayor. Aunque el primer modelo iba equipado con motor Renault, todas las demás versiones iban equipadas con los fiables motores Hispano-Suiza. El avión tenía una capacidad de llevar 928 kg o hasta 8 pasajeros, comparado con la versión 26 que tan solo llevaban dos pilotos en tándem y un pequeño compartimento para carga.

Hasta ese momento, los estudios de fatiga eran casi inexistentes y el mantenimiento era aún muy básico. Hasta tal punto este hecho tuvo tal importancia, que debido a problemas técnicos en sus aviones, tras largas horas de vuelo hacia Sudamérica, Pierre-Georges se vio obligado a vender casi la totalidad de su empresa. Con el tiempo, acabaría convirtiéndose en Air France.

Los pilotos.

Varios pilotos se convierten en esta época, en personajes de sobra conocidos más allá de la aviación: Charles Lindberg y St. Exupery son los más famosos. El público todavía ve a la aviación como una aventura desconocida. La publicidad ante un medio puesto en cuestión es vital en los primeros años.

Los primeros pilotos, tanto en Estados Unidos como en Europa aprendían a volar en los mismos sitios. En los primeros años de la aviación, los fabricantes de aeronaves eran los primeros interesados en que la aviación se desarrollase. Los propios fabricantes eran al mismo tiempo fabricantes, escuelas de vuelo y cuando aparecieron las primeras compañías de aviación, los dueños de éstas. Además de los aeródromos como se menciona más adelante.

Con el tiempo, ya en la postguerra, algunos pilotos que participaban en circos aéreos, donde ofrecían vuelos de bautismo a los interesados, y ellos mismos se convertían en instructores. Las hazañas de algunos pilotos daban la publicidad suficiente para que la gente de a pie pudiese conocer y, ya de paso, ¿por qué no convertirse en piloto?

«Suicide Club» de pilotos veternaos de la WWI.

La otra rama de formación era el ejército. Entonces todavía perteneciente a la rama del ejército de tierra, formaba sus pilotos. Los primeros vuelos de correo en Estados Unidos con los “Jenny” permitió que fueran volados por pilotos noveles para adquirir experiencia de vuelo antes de ir a la guerra. Los vuelos de la USPOD (US Postal Department) fueron desarrollados exclusivamente por pilotos militares hasta agosto de 1.918, fecha en la que los primeros pilotos civiles fueron contratados.

Las infraestructuras: Los aeródromos.

A parte de los aviones, otro de los elementos básicos y necesarios para poder volar, son los aeródromos. Cuando a primeros de siglo aparecieron las primeras aeronaves los aeródromos no existían. De hecho, el primer aeródromo data de 1.909 en College Park, Maryland, en Estados Unidos. Antes incluso que los primeros vuelos comerciales pudieran tener lugar.

Durante la segunda década del siglo XX. se produjo un crecimiento en el número de aeródromos. Sin embargo, al contrario que hoy, los aeródromos no los construían las autoridades, las ciudades o los estados. Durante los primeros vuelos comerciales, los visionarios se dieron cuenta que para poder abrir sus rutas de correo o pasaje debían establecer aeródromos adecuados donde no sólo utilizar un terreno para aterrizar y despegar, sino construir un hangar, disponer de combustible y otras instalaciones necesarias como torres de señales y oficina de ventas. Eran las empresas las que compraban los terrenos y los explotaban para sí mismos. Véase Pan American.

Aeródromo de la Volatería. Futuro aeropuerto de el Prat, Barcelona, España. Anteriormente, los vuelos se desarrollaban en el hipódromo de Can Tui hasta 1.916. Con la llegada de Latécoère se desarrolló el aeródromo que hasta encontes contaba con una escela de vuelo y algún taller y hangar para dirigibles.

En otro caso muy significativo eran las líneas del correo en Estados Unidos. Al establecer las rutas de correo entre la costa este y la costa oeste, se tuvieron que edificar aeródromos. Algunos de ellos de emergencia o alternativos si se encontraban con meteorología adversa o problemas mecánicos. Estos contaban con médico, avituallamiento, mecánico y combustible entre otras cosas en horario de 24/7. Además, los techos de los edificios de los aeródromos tenían un número que era bien visible desde el cielo para indicar al piloto en qué aeródromo de la ruta se encontraba. Dichos números indicaban a su vez en que punto en millas de la ruta se encontraban.

Inicialmente, los aeródromos no eran superficies rectangulares alargadas. Y mucho menos asfaltadas. Eran tan solo superficies en las que podían despegar y aterrizar en cualquier dirección sin importar el viento que hubiera. Con el tiempo, pero ya en los años veinte, comenzaron a aparecer las primeras superficies rectangulares. Esto se debió principalmente a que requerían menor espacio de terreno que uno circular.

La navegación.

En los primeros años de operación comercial, las aeronaves carecían de la instrumentación necesaria para la navegación. De hecho, antes incluso de poner en marcha iniciativas comerciales, los aviones se trasladaban por tierra a los aeródromos y volaban por la zona. Estaba considerado un reto cuando comenzaron a realizar rutas a otros destinos. La fragilidad de los aparatos y la falta de conocimientos de navegación llevaba consigo riesgos muy altos de accidente debido a desorientaciones y problemas técnicos que hacía a los aviones estrellarse, con resultados fatales en muchos casos.

Cuando comenzaron las primeras rutas de correo en los Estados Unidos, los pilotos utilizaban la brújula más grande que había en aquel momento: Seguir las vías del ferrocarril. Con el tiempo se desarrollaron nuevos métodos de navegación que les permitiría realizar vuelos a distancia. Como curiosidad, todavía en Estados Unidos existen restos de unas flechas de hormigón de gran tamaño que indicaban la dirección del siguiente punto de la ruta.

Flecha de hormigón de las muchas que aún quedan.
Principios del vuelo nocturno.

A primeros del año 1.921, el Congreso de los Estados Unidos amenazaba con retirar los fondos al proyecto del correo aéreo defendiendo al tren como mucho más eficiente que el avión. Así, para poder ser aún más rentables, se decidió intentar realizar vuelos nocturnos.

En una heroica acción, dos pilotos se atrevieron a realizar un vuelo nocturno, Frank Yeager fue el primer candidato , y Jack “Skinny” Knight el siguiente. No obstante, para solucionar el problema de la oscuridad, se solicitó a los granjeros y otras personas que vivían en las inmediaciones de la ruta que utilizasen las luces de sus vehículos para poder guiar a los pilotos. Estos, enfocaban con sus luces en la dirección del siguiente punto de la ruta. Este primer vuelo fue un éxito.

Jack «Skinny» Knight en 1.921 tras el vuelo nocturno en su llegada a Chicago.

Poco tiempo después, viendo el riesgo que suponía y el número de accidentes se decidió suspender los vuelos nocturnos. Esto sucedió así hasta 1.923, año en que miembros del U.S. Air Mail Service se pusieron en contacto con tres empresas: Sperry, Westinghouse y American Gas Accumulator. En conjunto habían diseñado un faro que situarían en una torre de señales cada punto de la ruta. Aproximadamente cada 40 NM, lo que permitiría el guiado nocturno de los aviones. Así, la ruta entre Cheyenne y Chicago se convirtió en la primera ruta iluminada de la historia.

Estructura de aeródromo de emergencia de las rutas transcontinentales del US Postal Air Mail Service con el faro en su torre. Obsérverse el número sobre el tejado y las letras con el nombre del lugar geográfico.

Ya a finales de los años 20, se comenzaron a instalar los primeros radiofaros. Mediante un instrumento a bordo del avión, era capaz de recibir la señal de un radio faro situado en tierra y que emitía mediante ondas de radio. El instrumento tenía una rosa de rumbos que le indicaba la procedencia de la señal. De este modo eran capaces de navegar sin referencia visual con el terreno. Había nacido el vuelo por instrumentos.

A finales de los años veinte, el transporte aéreo dio un vuelco y comenzaron a extenderse las compañías de aviación privadas. La tecnología había permitido el diseño de aviones terrestres e hidroaviones de mayor tamaño y comenzaban a expandir sus servicios de transporte aéreo conjunto de pasajeros y correo como ya ocurría en Europa.

Dada la expansión del transporte aéreo, nacerían las primeras administraciones de aviación civil, comenzarían a trazar rutas aéreas, normas de seguridad, y con el tiempo, Convenios Internacionales, como el de Varsovia en el año 1.929, verían nacer, ya en 1.944, el Convenio de Chicago y que daría lugar a OACI (Organización de Aviación Civil Internacional). Pero entre tanto, el transporte aéreo había comenzado una andadura que iría desarrollándose durante los años 30 y que había tenido el origen en los vuelos de correo de las segunda y tercera década del siglo XX.

El Merlin y su defecto fatal.

El Merlin y su defecto fatal.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la fabricación de aeronaves estaba basada en ensayo y error. Hoy contamos un defecto que dejaba a los Supermarine Spitfire durante unos segundos indefenso ante los Bf-109 alemanes.

Si bien es cierto que durante los años 30 del siglo XX existían ciertas pruebas en vuelo muy básicas, e incluso túneles de viento para las primeras etapas de diseño, la premura de la guerra obligaba a subsanar fallos que surgían y aplicar mejoras en los modelos continuamente. Sin embargo, estos fallos venían de las pruebas más duras de todas ellas: Del frente.

Cuando R.J. Mitchel diseñó el Spitfire, uno de los primeros problemas a los que se encontró fue el de dotarle de una motorización adecuada que permitiese cumplir con los requisitos que la R.A.F. había impuesto. Si bien aerodinámicamente el Spitfire suponía un diseño innovador, la motorización actual no le permitía alcanzar los 400 km/h que imponía como requisito el Ministerio del Aire Británico.

Sin duda, Mitchel necesitaba un motor diferente. La respuesta la tuvo Rolls-Royce que ya estaba trabajando en un motor de 1.100 cv.

El Spitfire fue puesto en servicio en 1938 en las unidades de caza de la R.A.F. Sin embargo, debido a la complejidad en el revestimiento de sus alas elípticas, el tiempo de fabricación era muy superior a lo necesario. Debido a esta dificultad, cuando comenzó la Batalla de Inglaterra, el número de Spitfire era muy inferior al requerido.

Surgen los problemas.

Los modelos de Supermarine Spitfire que se encontraban en servicio eran los MK I y MK II con motores Rolls-Royce PV12 (Private Venture 12), denominados Merlin.

Motor de Spitfire Rolls-Royce Merlin.

Durante los combates aéreos que se producían principalmente entre los Spitfire y los Bf-109, los Spitfire eran capaces de volar a velocidades inferiores a los cazas alemanes por lo que los 109 picaban rápidamente acelerando para escapar.

Cuando los cazas alemanes realizaban picados, se dieron cuenta que los Spitfire al seguirle con la misma maniobra durante un momento soltaban un poco de humo negro y disminuían de velocidad. Fue el momento en que descubrieron su punto débil.

Los motores Merlin, al contrario que los Bf – 109E alemanes no disponían de carburadores de inyección, y en el momento que se producían fuerzas G negativas, al carburador dejaba de llegarle gasolina. El hecho de no utilizar un carburador con inyección les daba la capacidad de utilizar gasolina con mayor densidad. Esto es con temperaturas inferiores, y gracias a ello una relación de densidad combustible/aire mayor. Al contrario que los de inyección. Pero no era único de los Spitfire, los Hurricane equipaban el mismo motor.

Los pilotos británicos, para evitar fuerzas G negativas durante un picado, aprendieron a dar fuerzas G positivas con un medio tonel. Pero hacía falta un remedio.

Secuencia de tonel completo con fuerzas G negativas.

En la imagen anterior se puede ver la secuencia de un Spitfire realizando un tonel completo. Al invertir el vuelo, el carburador se queda sin gasolina y el motor pierde potencia. Sin embargo, al completar el tonel, la gasolina que se ha quedado en la parte opuesta del carburador vuelve a entrar de repente, ahogando ligeramente el motor, generando un humo negro en su parte posterior debido a un exceso en la proporción de gasolina.

La escena está tomada de la película La Batalla de Inglaterra. En ella, además se puede escuchar el sonido del motor y comprobar los momentos en los que éste pierde potencia.

Carburador del motor Merlin
Esquema del carburador del Merlin.

La solución.

Beatrice Shilling, ingeniero aeronáutico del Royal Aircraft Establishment en Farnborough, encontró la solución al gran problema que suponía el exceso de gasolina al finalizar las fuerzas G negativas. Un pequeño diafragma provisto de unos orificios, antes de entrar en la cámara de flotación del carburador, permitía restringir el flujo de gasolina y evitar el ahogamiento del motor al volver al vuelo nivelado.

Beatrice Shilling.

A esta solución la bautizaron como “el orificio de Miss Shilling”, y fue inventada en marzo de 1941.

Mas mejoras fueron introducidas en los motores Merlin a lo largo de los años posteriores. En 1943, se introdujo un carburador de presión Bendix – Stromberg que ya inyectaba combustible directamente en el turbocompresor a presión constante. Este sistema fue implementado en los modelos Merlin 66, 70, 76, 77 y 85. Es decir, los Spitfire VIII y Mk IX.

El desarrollo final, el carburador SU, inyectaba la gasolina directamente en el compresor utilizando una bomba de combustible unida al cigüeñal. Pero esto ya correspondería a los Spitfire Mk XII con motores Griffon y no Merlin.


El primer vuelo regular de pasajeros.

El primer vuelo regular de pasajeros.

Vuelo inaugural el 1 de Enero de 1914.

El 1 de Enero de 1914, el primer vuelo regular de pasajeros tuvo lugar cuando Antony H. Jannus (1889 – 1916), voló el hidroavión Benoist tipo XIV la línea de San Petersburgo a Tampa, Florida. El pasajero era el alcalde de San Petersburgo, Abraham C. Pheil. Mas de 3000 personas fueron testigos de la salida.

El gobierno federal determinó que los pilotos de los vuelos comerciales deberían tener licencia. Jannus se convirtió en el primer piloto con licencia.


Antony H. Jannus, 1914

SPT Airboat Lines fue fundada por un hombre de negocios de San Petersburgo, Percival E. Fansler. Establecieron acuerdos con la ciudad de St. Petersburgo y obtuvieron una subvención de $2400, pagables a $40 por día, si SPT mantenía programados dos vuelos al día, seis días a la semana, durante tres meses. El precio de los billetes se estableció a $5.

Horario de vuelos de la línea St. Petersburgo-Tampael de Airboat Line. (Museo Nacional del aire y del espacio Smithsonian).

El Benoist Tipo XIV era un biplano diseñado por Thomas W. Benoist. El avión medía 26 pies (8 m) de largo. Las semialas superiores e inferiores  tenían una envergadura de 44 pies (13,4 m). Vacío, el Tipo XIV pesaba 1250 libras (567 kg).

El Jannus de Benoist estaba propulsado por un motor Roberts Motor Company de 1913 Model 6 – X de dos tiempos con 6 cilindros en línea. Eran de aspiración de aire, refrigerado por agua, de 477129 pulgadas cúbicas de desplazamiento (7819 L) que producían 66 caballos a 1000 r.p.m y 75 caballos a 1225 r.p.m. Tenía dos palas de madera en una configuración de empuje. El motor pesaba 275 lbs (125kg).

El avión tenía una velocidad máxima de 64 millas por hora (103 km/h) y un alcance de 125 millas (201 km).

Percival E. Fansler, el alcalde Abraham C. Pheil, y Antony H. Jannus con el hidroavión Benoist Tipo XIV Lark of Duluth, 1 de Enero de 1.914. (Archivos del Estado de Florida, Memoria de Florida).

Había dos Benoist Tipo XIV, ambos comprados por St. Petersburgo Tampa Airboat Lines. Se llamaban Lark of Duluth y Florida. En los siguientes tres meses, los dos hidroaviones transportaron 1.205 pasajeros y volaron 11.000 millas (17.702 km). Cuando el dinero de la subvención se acabó, la aeronlía dejó de dar beneficios y la operación llegó a su fin. Lark of Duluth fue usado para volar a varias ciudades alrededor de los Estados Unidos, pero fue dañado sin poder ser reparado en San Diego, California.

El diseñador Thomas W. Benoist resultó muerto en un accidente de tranvía en Sandusky, Ohio, el 14 de junio de 1.917.

Tony Jannus se convirtión en piloto de pruebas para Glenn Curtiss. En 1.946 estaba realizando una demostración del nuevo Curtiss Modelo H en Russia, y entrenando pilotos. El avión se estrelló en el Mar Negro cerca de Sevastopol. Jannus y dos pasajeros fallecieron.

Así fue la historia del primer vuelo regular de pasajeros.

Artículo cedido por AEROTIME.

Este artículo fue escrito por Bryan R. Swopes y fue primeramente publicado en This Day in Aviation

 

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